Paradójicamente, algo aparentemente tan inocente como el termómetro para medir la fiebre, puede convertirse en un riesgo para la salud.
Debido a esta situación, la Academia Americana de Pediatría solicitó que se dejen de usar todos los termómetros que contengan mercurio.
Desde 2002 en el Estado de California se prohibió la venta de este producto.Por más pequeña que sea la cantidad de mercurio debe tratarse como algo serio: la cantidad de mercurio que contiene un termómetro puede contaminar los peces de un lago de 8 has.
Imagínese qué producen 400 toneladas, que es lo que estaría enterrado cerca del Parque Industrial de Pilar.El mercurio es un metal que se utiliza dentro de las viviendas en termómetros y otros instrumentos médicos, en tratamientos dentales, en los focos fluorescentes y en las pilas o baterías y fundamentalmente en el pescado.
El mercurio ingresa al cuerpo principalmente por el pescado, se encuentra en la carne no en la grasa y es peligroso fundamentalmente para las mujeres embarazadas y los niños pequeños. El atún enlatado también contiene algo de mercurio.
En las luces fluorescentes también hay mercurio, por lo que se recomienda enviarlas a un lugar donde se reciclen, lo cual es difícil de encontrar o enviarlos a un centro de desechos peligrosos, lo mismo con las pilas.
En el atún
El atún tiene facilidad para absorber mercurio.Desde hace años, la OMS, Organización Mundial de la Salud, se preocupa por los riesgos del mercurio y su influencia en la salud humana, ya que la cadena alimentaria es uno de los puntos en que se concentra este mercurio indeseadamente presente en el ambiente.
Al ir remontando las cadenas alimentarias, el mercurio pasa de unos predadores a otros y buena parte de él acaba en el ser humano, esencialmente por el consumo de pescados como el atún y el pez espada, que tienen una especial facilidad para absorberlo.
Según los especialistas en el tema, la contaminación atmosférica global del hemisferio Norte acaba depositándose en el mar y por ello se encuentra en cantidades relativamente elevadas en la pesca de alta mar.
El mercurio se acumula en los seres vivos que lo absorben fácilmente pero no consiguen excretarlo. La cantidad que normalmente recibe una persona no es mayor que un tercio de lo que la OMS estima como umbral de la peligrosidad.
Sin embargo, y sobre todo para reducir el riesgo en ciertos colectivos, niños, ancianos, enfermos, etc., es deseable y prudente evitar estos niveles.Otra fuente contaminante de mercurio son las centrales térmicas de carbón.
Efectos en humanos
El mercurio es dañino para el cerebro en desarrollo y puede causar problemas de aprendizaje, afecta el cerebro humano, la médula espinal, los riñones y el hígado.
También afecta el sentido del gusto, la vista, la habilidad de sentir y de movimiento.
En las mujeres embarazadas afecta el desarrollo normal del feto haciendo que el cerebro y el sistema nervioso no se desarrollen correctamente.
En los niños se evidencia disminución de la inteligencia, dificultad para oír y una coordinación muscular inadecuada, necesitan más tiempo para desarrollar sus habilidades verbales y motrices.
El Mercurio (ionizado) se acumula en los riñones, la médula ósea, el bazo, el hígado, los pulmones, la piel, el cabello y los eritrocitos.
El ión mercúrico atraviesa la placenta y puede afectar el feto (el cerebro del feto es 5 a 10 veces más vulnerable que la de un adulto).
Los niños expuestos al vapor mercúrico pueden desarrollar la llamada "enfermedad rosada". Este raro síndrome causa severos calambres en las piernas, irritabilidad y dedos rosados y dolorosos, resultando a veces en la exfoliación de la piel de las manos.
Los vapores del Mercurio metálico son fácilmente absorbibles a través del parénquima pulmonar.En el tracto gastrointestinal se absorbe menos del 0.01 % del total de una dosis de Mercurio líquido ingerido.
El Mercurio y sus derivados se distribuye por todo el organismo y se acumula en el sistema nervioso central.La intoxicación aguda, no severa, por Mercurio inorgánico produce: dolor abdominal, náuseas, diarrea, dificultad para respirar e insuficiencia renal.
Si la intoxicación es severa, pueden aparecer signos y síntomas neurológicos, tales como: incoordinación en la actividad muscular voluntaria, disminución de la agudeza visual, que puede llegar a la ceguera, retardo mental, espasmos mioclónicos y patrones encefalográficos anormales.
Fuente: http://www.eco2site.com/News/Dic-03/hg-pilar4.asp
Debido a esta situación, la Academia Americana de Pediatría solicitó que se dejen de usar todos los termómetros que contengan mercurio.
Desde 2002 en el Estado de California se prohibió la venta de este producto.Por más pequeña que sea la cantidad de mercurio debe tratarse como algo serio: la cantidad de mercurio que contiene un termómetro puede contaminar los peces de un lago de 8 has.
Imagínese qué producen 400 toneladas, que es lo que estaría enterrado cerca del Parque Industrial de Pilar.El mercurio es un metal que se utiliza dentro de las viviendas en termómetros y otros instrumentos médicos, en tratamientos dentales, en los focos fluorescentes y en las pilas o baterías y fundamentalmente en el pescado.
El mercurio ingresa al cuerpo principalmente por el pescado, se encuentra en la carne no en la grasa y es peligroso fundamentalmente para las mujeres embarazadas y los niños pequeños. El atún enlatado también contiene algo de mercurio.
En las luces fluorescentes también hay mercurio, por lo que se recomienda enviarlas a un lugar donde se reciclen, lo cual es difícil de encontrar o enviarlos a un centro de desechos peligrosos, lo mismo con las pilas.
En el atún
El atún tiene facilidad para absorber mercurio.Desde hace años, la OMS, Organización Mundial de la Salud, se preocupa por los riesgos del mercurio y su influencia en la salud humana, ya que la cadena alimentaria es uno de los puntos en que se concentra este mercurio indeseadamente presente en el ambiente.
Al ir remontando las cadenas alimentarias, el mercurio pasa de unos predadores a otros y buena parte de él acaba en el ser humano, esencialmente por el consumo de pescados como el atún y el pez espada, que tienen una especial facilidad para absorberlo.
Según los especialistas en el tema, la contaminación atmosférica global del hemisferio Norte acaba depositándose en el mar y por ello se encuentra en cantidades relativamente elevadas en la pesca de alta mar.
El mercurio se acumula en los seres vivos que lo absorben fácilmente pero no consiguen excretarlo. La cantidad que normalmente recibe una persona no es mayor que un tercio de lo que la OMS estima como umbral de la peligrosidad.
Sin embargo, y sobre todo para reducir el riesgo en ciertos colectivos, niños, ancianos, enfermos, etc., es deseable y prudente evitar estos niveles.Otra fuente contaminante de mercurio son las centrales térmicas de carbón.
Efectos en humanos
El mercurio es dañino para el cerebro en desarrollo y puede causar problemas de aprendizaje, afecta el cerebro humano, la médula espinal, los riñones y el hígado.
También afecta el sentido del gusto, la vista, la habilidad de sentir y de movimiento.
En las mujeres embarazadas afecta el desarrollo normal del feto haciendo que el cerebro y el sistema nervioso no se desarrollen correctamente.
En los niños se evidencia disminución de la inteligencia, dificultad para oír y una coordinación muscular inadecuada, necesitan más tiempo para desarrollar sus habilidades verbales y motrices.
El Mercurio (ionizado) se acumula en los riñones, la médula ósea, el bazo, el hígado, los pulmones, la piel, el cabello y los eritrocitos.
El ión mercúrico atraviesa la placenta y puede afectar el feto (el cerebro del feto es 5 a 10 veces más vulnerable que la de un adulto).
Los niños expuestos al vapor mercúrico pueden desarrollar la llamada "enfermedad rosada". Este raro síndrome causa severos calambres en las piernas, irritabilidad y dedos rosados y dolorosos, resultando a veces en la exfoliación de la piel de las manos.
Los vapores del Mercurio metálico son fácilmente absorbibles a través del parénquima pulmonar.En el tracto gastrointestinal se absorbe menos del 0.01 % del total de una dosis de Mercurio líquido ingerido.
El Mercurio y sus derivados se distribuye por todo el organismo y se acumula en el sistema nervioso central.La intoxicación aguda, no severa, por Mercurio inorgánico produce: dolor abdominal, náuseas, diarrea, dificultad para respirar e insuficiencia renal.
Si la intoxicación es severa, pueden aparecer signos y síntomas neurológicos, tales como: incoordinación en la actividad muscular voluntaria, disminución de la agudeza visual, que puede llegar a la ceguera, retardo mental, espasmos mioclónicos y patrones encefalográficos anormales.
Fuente: http://www.eco2site.com/News/Dic-03/hg-pilar4.asp