El deshielo del Ártico envia mercurio al ecosistema marino
El desastre de la bahía de Minamata
La regulación de residuos y los tratamientos alternativos en diferentes procesos industriales parecen haber surtido efecto y las emisiones de mercurio han disminuido durante la última década.
Sin embargo, los niveles del llamado "mercurio orgánico" o metil mercurio han aumentado en el Ártico, en animales como las ballenas Belugas o los Osos polares, durante el mismo lapso de tiempo.
Esta aparente contradicción puede ser debida a uno de los efectos del cambio climático. El mercurio es un elemento muy volátil, que se desplaza a grandes distancias por el aire desde los lugares templados, donde hay más actividad industrial, a los polos, gracias a las corrientes.
Este metal líquido es absorbido al contactar con el agua de Mar, y puede pasar a formar moléculas de metil mercurio.Antes se pensaba que si se liberaba al ambiente una sustancia contaminante, pero esta no podía ser absorbida por los seres vivos, entonces no había inconveniente alguno en contaminar.
Lo que pasa es que el ambiente muchas veces hace cosas con los contaminantes, los trasforma... y lo que antes no era posible que ingresara a los peces y animales, luego de algunos procesos naturales, puede dañar. ¡Y estos procesos pueden tardar muchos años!
Pero eso no es todo. Aprendimos que muchos contaminantes, como los metales pesados (y el Mercurio es uno de ellos) tienen la capacidad de "quedarse" en el cuerpo, como si estuvieran atrapados.
Pero eso no es todo. Aprendimos que muchos contaminantes, como los metales pesados (y el Mercurio es uno de ellos) tienen la capacidad de "quedarse" en el cuerpo, como si estuvieran atrapados.
El metil mercurio tiene una larga historia de efectos negativos sobre la flora y fauna, y sobre el hombre. Su acumulación fue la que provocó decenas de muertos y cientos de afectados en la bahía de Minamata, en Japón, entre 1932 y 1968. Los lugares en los que la población es más vulnerable son aquellos en los que el consumo de pescado es elevado.Cuando una persona come un pescado, y este ha acumulado gran cantidad de mercurio a lo largo de su vida, el mercurio que contenía el pescado pasa a retenerse en el cuerpo de esa persona. Luego de muchos pescados se podrá imaginar que la cantidad de contaminante en el cuerpo hace que éste se enferme... y mucho.
Minamata es un pueblo pesquero japonés pero que contaba con una gran industria llamada Chisso Corporation. La planta comenzó sus operaciones en los años 30 pero no fue hasta mediados de los 50 que se comenzó a detectar degeneraciones del sistema nervioso.
La causa aún permanecía desconocida... pero por poco tiempo.Inicialmente se vio efectos en los gatos que “enloquecían” y se tiraban al mar.
A ellos siguieron otros animales como aves, cerdos, perros, pulpos, etc.
Poco tiempo después se detectó el primer caso en humanos en una niña de 5 años, perfectamente saludable hasta entonces. Muchos niños fueron diagnosticados luego y la pregunta que se hacían era: ¿será alguna enfermedad contagiosa?
Al fin se dieron cuenta que la Chisso era la responsable del problema debido a que había estado liberando compuestos de mercurio desde 1932. Cada vez más personas sufrían de envenenamiento con metil mercurio (derivado del mercurio) al consumir pescados contaminados. Lo peor de todo es que luego de descubrir que las descargas de la empresa estaban enfermando a la población, Chisso Corporation negó que así fuera (contra toda prueba científica que indicaba lo contrario) y continuó contaminando por varios años más.
La corte japonesa determinó que desde 1932 hasta 1968 la empresa liberó al ambiente cerca de 27 toneladas de compuestos de mercurio en la Bahía de Minamata en Japón. Cerca de 3000 personas sufrieron directamente por la acción irresponsable de la empresa.
Las víctimas sufrieron severos daños neurológicos, que luego se conocieron como la enfermedad de Minamata. Los síntomas de este desorden pueden incluir sensaciones de hormigueo, debilidad muscular, modo de andar inseguro, visión de túnel, habla indistinta, pérdidas de capacidad auditiva, y comportamiento anormal tal como los accesos bruscos de risa.
Entre 1953 a 1960, ciento once japoneses se intoxicaron en "Minamata", por consumir pescado y moluscos que habían acumulado en su organismo Mercurio (Hg). Entre las victimas, 49 murieron en medio de sufrimientos atroces, mientras que otros 19 niños nacieron afectados de malformaciones articulares y lesiones neurológicas irreversibles.
Lo anterior es un ejemplo de lo que ya ha pasado pero... “Lo que está pasando en el Ártico es muy complejo. Se suele hablar de los cambios en el nivel del mar o los pasos abiertos a la navegación, pero los biólogos estamos pendientes de las repercusiones en la flora y fauna”, dice el doctor Feiye Wang, de la Universidad de Manitoba (Canadá). “Cuando el agua es líquida, hay mayor absorción de este elemento”, explica. “Por eso, al permanecer el agua cada vez menos tiempo congelada debido al cambio climático, la cantidad de mercurio absorbida por el sistema tiende a aumentar”.
De hecho, el mercurio que queda atrapado en el hielo es retenido y no pasa a circular por el ambiente marino hasta que se descongela. Pero las capas de hielo plurianual (es decir, que se forma y permanece varios años sin descongelarse) son cada vez más escasas en el Ártico."Hay otro problema añadido", continúa Wang. "La capa de permafrost, ese suelo que se mantiene congelado todo el año debido a las bajas temperaturas en zonas como Siberia o Canadá, cada vez es menor".
El deshielo del permafrost también incentiva la absorción de mercurio por parte del agua en estado líquido. Y el agua que se descongela en tierra siempre va a parar al mar. En invierno, la cantidad de mercurio en el aire es de unos 1,6 nanogramos por metro cúbico; en verano, cuando el deshielo transforma el estado del agua de sólido a líquido, esos niveles de mercurio bajan en el aire hasta 0,1 nanogramos por metro cúbico.“Hemos dejado de emitir mercurio de forma descontrolada”, dice el doctor Gary Stern del departamento de Pesca y Océanos de la misma Universidad de Manitoba, “pero animales como las belugas aumentan su tendencia a acumularlo en el cuerpo”.
El doctor Stern realiza un escrupuloso seguimiento de estos cetáceos desde 1981 y, según él, podrían pasar cientos de años antes de que desapareciesen los efectos de este metal en el ambiente. Algunos científicos auguran, además, que habrá zonas del Ártico que estarán libres de hielo en 2013 o 2015.
Es la formación y disolución de este hielo la que parece favorecer la entrada de mercurio en el ecosistema marino, por lo que, aunque haya disminuido la fuente de emisión, mucho del mercurio que circula por la atmósfera podría acabar movilizándose hacia el océano.Por último, un consejo: Cuando uno arroja pilas con mercurio a la basura, estas van a parar junto con el resto de los residuos a la tierra o al agua.
A pesar de estar descargadas seguirán liberando ese elemento a su alrededor. La fauna piscícola, tanto marina como fluvial, es la que mejor refleja el grado de contaminación por mercurio en una determinada zona del planeta.
El mercurio se fija y acumula en sus tejidos sin perjudicar sus órganos vitales por lo que más que afectados son portadores, pero una vez ingerido el pez por animales de sangre caliente, por ejemplo nosotros, el mercurio se libera de su fijación y recupera toda su toxicidad. Así que, por favor, tira las pilas en el sitio adecuado: es un bien para todos.