Las lámparas de bajo consumo ahorran dinero y energía, pero contienen una gran cantidad de mercurio, por lo que es necesario depositarlas en un punto limpio para su posterior reciclaje.
Desde que Thomas Edison inventó la bombilla eléctrica incandescente en 1879, el mercado de la iluminación ha evolucionado de forma continuada hasta llegar al amplio catálogo de lámparas actuales, que cada vez consumen menos y duran más. No obstante, es recomendable escoger bien qué bombilla se compra para no asustarse con la factura ni contribuir a la degradación del medio ambiente.
El gasto en iluminación representa cerca del 15% del consumo total de electricidad de cada casa. Prestar atención al etiquetado ayuda a elegir una bombilla duradera y económica. Pero hay otros aspectos a tener en cuenta: por ejemplo, saber dónde debe depositarse la lámpara fundida.
La bombilla de bajo consumo o lámpara fluorescente compacta contiene mercurio y metales pesados, elementos tóxicos que requieren un tratamiento especial, por lo que deben depositarse en un punto limpio, nunca con el resto de basura.
Marisa Dotor, física del Instituto de Microelectrónica de Madrid (CSIC) , explica que las bombillas de bajo consumo son lámparas encapsuladas, que en principio no presentan fugas de mercurio, pero advierte de que pueden resultar muy contaminantes cuando caen al suelo o estallan dentro de un contenedor de vidrio.
Reduce emisiones de CO2
Una bombilla de bajo consumo ahorra 20 kilogramos de CO2 al año respecto a otra incandescente. El responsable de Cambio Climático de Greenpeace, José Luis García, afirma que al utilizar las bombillas incandescentes, se paga por calentar, no por iluminar, con lo cual "se despilfarra la energía en forma de calor". Añade que si se cambiaran todas las bombillas incandescentes de la UE por lámparas de bajo consumo, se ahorrarían 20 millones de toneladas de CO2 al año.
No encender las bombillas de bajo consumo, salvo que vayan a mantenerse encendidas durante al menos 20 minutos, es otra forma de ahorro. Primero, porque su mayor consumo se produce al conectar el interruptor. Y también porque su vida se acorta cuando son encendidas y apagadas de manera constante.
También son aconsejables las lámparas de bajo consumo con encendido de tipo electrónico -gastan menos y soportan mejor un mayor número de encendidos-, así como la instalación de detectores de presencia en pasillos y entradas.
El futuro, la luz por LED
Una novedad del mercado es la iluminación por LED, pequeñas luces presentes en faros de coches, semáforos y piscinas climatizadas que utilizan bajo voltaje. Sólo precisan entre el 5% y 10% de la potencia del domicilio, así que el futuro hogar debería disponer de dos instalaciones eléctricas para no derrochar luz ni potencia: una de bajo voltaje para iluminación y otra de alto voltaje para los electrodomésticos. Incluso, se pueden conectar a energía solar o baterías.
TIPOS DE BOMBILLAS
Bombillas de bajo consumo
La bombilla de bajo consumo o lámpara fluorescente compacta gasta un 80% menos de energía que las incandescentes o tradicionales, dura entre ocho y 15 veces más y, aunque su precio es elevado (supera los 10 euros por unidad), resultase económica, por su larga vida. Se pueden ahorrar hasta 200 euros al año. Aunque hay que ser pacientes porque tardan más en encenderse.
Incandescente
Las incandescentes son las más comunes. Emiten luz ligeramente amarillenta y cálida, y poseen un filamento de tungsteno que se ilumina al calentarse a 2.000 ºC. Sin embargo, son las más ineficientes, ya que el 90% de la energía la transforman en calor y sólo el 10%, en luz. Su precio es el más barato, un euro, y duran 1.000 horas.
Halógena
Las halógenas proporcionan más luz (y más blanca) que las incandescentes, con el mismo elevado consumo. Utilizan bajo voltaje (12 voltios) y convierten el alto voltaje de los hogares con un transformador. Tienen la ventaja de durar el doble o el triple: la media es de 3.000 horas. El precio oscila entre los 2,5 y los 6 euros.
Fluorescente
Los tubos fluorescentes requieren un gran consumo de electricidad en el momento de encenderse, por lo que es recomendable que se mantengan encendidas un largo tiempo, y no apagarlas y encenderlas de forma continuada. La media de vida de cada tubo es elevada, unas 8.000 horas, y su precio ronda los cinco euros.
LED
Los LED son pequeños puntos de luz que consumen muy poca energía, un 90% menos que las incandescentes. Son indestructibles y no contaminan, incluso si se rompen. Utilizan bajo voltaje y duran millones de horas, su precio es elevado y, por ahora, sólo se usan en coches, semáforos o piscinas.
Fuente: http://www.publico.es/ciencias/medioambiente/002683/bombilla/ecologica/mercurio
Desde que Thomas Edison inventó la bombilla eléctrica incandescente en 1879, el mercado de la iluminación ha evolucionado de forma continuada hasta llegar al amplio catálogo de lámparas actuales, que cada vez consumen menos y duran más. No obstante, es recomendable escoger bien qué bombilla se compra para no asustarse con la factura ni contribuir a la degradación del medio ambiente.
El gasto en iluminación representa cerca del 15% del consumo total de electricidad de cada casa. Prestar atención al etiquetado ayuda a elegir una bombilla duradera y económica. Pero hay otros aspectos a tener en cuenta: por ejemplo, saber dónde debe depositarse la lámpara fundida.
La bombilla de bajo consumo o lámpara fluorescente compacta contiene mercurio y metales pesados, elementos tóxicos que requieren un tratamiento especial, por lo que deben depositarse en un punto limpio, nunca con el resto de basura.
Marisa Dotor, física del Instituto de Microelectrónica de Madrid (CSIC) , explica que las bombillas de bajo consumo son lámparas encapsuladas, que en principio no presentan fugas de mercurio, pero advierte de que pueden resultar muy contaminantes cuando caen al suelo o estallan dentro de un contenedor de vidrio.
Reduce emisiones de CO2
Una bombilla de bajo consumo ahorra 20 kilogramos de CO2 al año respecto a otra incandescente. El responsable de Cambio Climático de Greenpeace, José Luis García, afirma que al utilizar las bombillas incandescentes, se paga por calentar, no por iluminar, con lo cual "se despilfarra la energía en forma de calor". Añade que si se cambiaran todas las bombillas incandescentes de la UE por lámparas de bajo consumo, se ahorrarían 20 millones de toneladas de CO2 al año.
No encender las bombillas de bajo consumo, salvo que vayan a mantenerse encendidas durante al menos 20 minutos, es otra forma de ahorro. Primero, porque su mayor consumo se produce al conectar el interruptor. Y también porque su vida se acorta cuando son encendidas y apagadas de manera constante.
También son aconsejables las lámparas de bajo consumo con encendido de tipo electrónico -gastan menos y soportan mejor un mayor número de encendidos-, así como la instalación de detectores de presencia en pasillos y entradas.
El futuro, la luz por LED
Una novedad del mercado es la iluminación por LED, pequeñas luces presentes en faros de coches, semáforos y piscinas climatizadas que utilizan bajo voltaje. Sólo precisan entre el 5% y 10% de la potencia del domicilio, así que el futuro hogar debería disponer de dos instalaciones eléctricas para no derrochar luz ni potencia: una de bajo voltaje para iluminación y otra de alto voltaje para los electrodomésticos. Incluso, se pueden conectar a energía solar o baterías.
TIPOS DE BOMBILLAS
Bombillas de bajo consumo
La bombilla de bajo consumo o lámpara fluorescente compacta gasta un 80% menos de energía que las incandescentes o tradicionales, dura entre ocho y 15 veces más y, aunque su precio es elevado (supera los 10 euros por unidad), resultase económica, por su larga vida. Se pueden ahorrar hasta 200 euros al año. Aunque hay que ser pacientes porque tardan más en encenderse.
Incandescente
Las incandescentes son las más comunes. Emiten luz ligeramente amarillenta y cálida, y poseen un filamento de tungsteno que se ilumina al calentarse a 2.000 ºC. Sin embargo, son las más ineficientes, ya que el 90% de la energía la transforman en calor y sólo el 10%, en luz. Su precio es el más barato, un euro, y duran 1.000 horas.
Halógena
Las halógenas proporcionan más luz (y más blanca) que las incandescentes, con el mismo elevado consumo. Utilizan bajo voltaje (12 voltios) y convierten el alto voltaje de los hogares con un transformador. Tienen la ventaja de durar el doble o el triple: la media es de 3.000 horas. El precio oscila entre los 2,5 y los 6 euros.
Fluorescente
Los tubos fluorescentes requieren un gran consumo de electricidad en el momento de encenderse, por lo que es recomendable que se mantengan encendidas un largo tiempo, y no apagarlas y encenderlas de forma continuada. La media de vida de cada tubo es elevada, unas 8.000 horas, y su precio ronda los cinco euros.
LED
Los LED son pequeños puntos de luz que consumen muy poca energía, un 90% menos que las incandescentes. Son indestructibles y no contaminan, incluso si se rompen. Utilizan bajo voltaje y duran millones de horas, su precio es elevado y, por ahora, sólo se usan en coches, semáforos o piscinas.
Fuente: http://www.publico.es/ciencias/medioambiente/002683/bombilla/ecologica/mercurio
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