Me gustaría transcribir el apartado que trata dicho manual titulado "Mitos y realidades en relación a las vacunas"(pag. 833), en el que se habla del mercurio como conservante de las mismas, en el cual se dice literalmente " (...) lo ideal es ir evitando que el timerosal sea un componente presente en las vacunas (...); o, (...) la FDA (Food and Drug Administration: Administración de Alimentos y Fármacos) insiste en la necesidad de reducir al máximo y a ser posible eliminar completamente el tiomersal en las vacunas (...); y (...) En el mismo sentido se ha manifestado la EMEA (Agencia Europea de Medicamentos) y la OMS (Organización Mundial de la Salud) al proponer la eliminación del tiomersal sustituyéndolo por otro conservantes (...)"
"existe una gran preocupación respecto a las consecuencias y efectos tóxicos que pudiera tener esta “contaminación” en el organismo y aunque las consecuencias detectadas son mínimas y se concretan en reacción cutáneas locales de hipersensibilidad, se trata más bien de una preocupación que no debe crear ningún tipo de alarma aunque lo ideal es ir
evitando que el tiomersal sea un componente presente en las vacunas. A este respecto la FDA, en 1997, planteaba la necesidad de disponer de un listado de fármacos y de alimentos a los que se les hubiese añadido mercurio en su composición y de practicar análisis cuali-cuantitativos de estos compuestos. Posteriormente la FDA ha requerido a las empresas
productoras de vacunas para proporcionar información detallada respecto al contenido de tiomersal en sus productos. Aunque los estudios realizados no han puesto de manifiesto más que las leves reacciones locales ya comentadas, la FDA insiste en la necesidad de reducir al máximo y a ser posible eliminar completamente el tiomersal en las vacunas, aunque no sea más que como medida preventiva.
En el mismo sentido se ha manifestado la EMEA y la OMS al proponer la eliminación del tiomersal sustituyéndolo por otro conservantes, aunque será necesario llevar a cabo estudios en relación con la seguridad y la eficacia de las vacunas que no contengan mercurio. Mientras tanto se deben seguir utilizando vacunas que contengan tiomersal, tratanto de evitar alarma social la cual puede repercutir negativamente en las coberturas vacunales.
La preocupación por el efecto tóxico del mercucio en el organismo se deriva de la afectación neurológica que este metal puede ocasionar, en dosis elevadas, en el sistema nervioso central especialmente en los primeros estadíos de maduración. Sin embargo no hay razones para tratar de relacionar la presencia de tiomersal en algunas vacunas y posibles trastornos del desarrollo psicomotor o con déficit de atención-hiperactividad en niño".
En este mismo portal de la Asociación Española de Pediatría (http://www.vacunasaep.org/padres_publico/mitos.htm), se comentan "Mitos y falsas ideas sobre la vacunación", en el apartado 3 se argumenta por qué "algunos" relacionan algunas vacunas con el incremento del autismo y enfermedades raras", se dice:
"Hay que saber que:
•Muchas de las enfermedades supuestamente relacionadas con la vacunación, ya existían antes de aparecer la vacuna
•El aumento que se ha producido en la frecuencia de algunas de estas enfermedades ya se había iniciado antes de la vacunación
•En muchas ocasiones, no se ha producido un aumento real de la frecuencia sino que simplemente se diagnostican mejor gracias a los avances de la medicina
•El que dos cosas ocurran al mismo tiempo, no indica que estén relacionadas. Si así fuera, podríamos hacer responsables a los programas de vacunación de la llegada del hombre a la luna o del cambio climático.
•Existen otras posibles razones para este aumento de frecuencia de estas enfermedades (entre otros la supervivencia a más largo plazo de enfermos crónicos, la mayor contaminación con metales pesados, etc.) que podrían ser responsables de estas enfermedades"
Después de lo expuesto por la "Asociación Española de Pediatría" ... que cada uno saque sus propias conclusiones.
Fuente: http://menudos-genios.blogspot.com/2010/01/vacunas-con-tiomersal-o-timerosal.html
“¿Qué persona cuerda podría considerar el uso de un residuo peligroso, carcinogénico en ratas, que se utiliza en la fabricación de tintes, colorantes, explosivos y aislantes para el hogar así como componente del fluido de embalsamamiento e inyectarlo en el cuerpo delicado de un bebé? ¿Qué puede tener que ver el formaldehído, el fenol, el aluminio, el mercurio o cualquier otra sustancia química letal usada en las vacunas con la prevención de enfermedades en los niños?”.
Si algo bueno parece que ha traído la gripe A es un despertar sobre el contenido real de las vacunas con las que vamos a ser inyectados y con las que sin apenas cuestionarlas comenzamos a vacunar a nuestros hijos nada más nacer. Jamie Murphy, en el párrafo anterior de su libro Lo que todo padre debe saber sobre la inmunización infantil, refleja perfectamente la pregunta que millones de padres en todo el mundo se han hecho después de conocer el contenido real de las vacunas con las que son inyectados sus hijos. Y su contestación no deja lugar a dudas: “El hecho de que (sustancias químicas letales) sean necesarias en la formulación de una vacuna demuestra que ésta es un producto tóxico, inestable y poco fiable, con o sin su presencia”.
Ya en el informe especial que dedicamos a la gripe A en la revista (vea en nuestra web - www.dsalud.com- los cinco artículos que publicamos en el nº 120) denunciamos la presencia de escualeno en dos de las tres vacunas contra la gripe A aprobadas en nuestro país -Focetria y Pandemrix- al ser una sustancia poco conocida que se asocia a numerosas patologías autoinmunes englobadas bajo el pomposo nombre de Síndrome de la Guerra del Golfo. Sin embargo el escualeno no es la única sustancia tóxica y peligrosa inexplicablemente contenida en las vacunas que quieren absurdamente inyectar a muchos españoles. Existe otra, el timerosal -utilizada como bactericida y antifúngica. cuya polémica, contra toda lógica, se arrastra aún desde hace décadas. Y es que cada molécula de timerosal contiene un 49,6% p/p de mercurio y hoy hasta los estudiantes de la ESO saben que el mercurio es un neurotóxico. A pesar de lo cuál se está inyectando junto con el antígeno y otras sustancias químicas por vía subcutánea en diversas vacunas sin conocer cuáles son los límites del organismo a su exposición ya que nadie los ha constatado.
Michael Wagnitz, Director de Investigación del Departamento de Toxicología de la Universidad de Wisconsin (EEUU), ha escrito recientemente refiriéndose a las vacunas contra la gripe A que contienen timerosal: “Prepárense a escuchar afirmaciones como que ‘la cantidad de mercurio en las vacunas es muy pequeña e insignificante’, ‘ el tipo de mercurio de las vacunas es rápidamente expulsado del cuerpo y es seguro’ o ‘si usted está preocupado por el mercurio solicite una vacuna libre de mercurio y le será suministrada’. Lamentablemente todas estas afirmaciones son falsas. La concentración de mercurio en viales multidosis de la vacuna es de 50.000 microgramos por litro. Para poner esto en perspectiva sepa que según la Agencia de Protección Ambiental cualquier líquido que contenga más de 200 microgramos por litro de mercurio se considera peligroso. Y la concentración en los viales de una vacuna es 250 veces superior. Cualquiera que se refiere a esta concentración como ‘pequeña’ no entiende el significado de la palabra. Segundo, el etilmercurio (el tipo que se encuentra en las vacunas), al igual que el metilmercurio (que se encuentra en el pescado), es un compuesto de cadena corta de alquilmercurio. Y una vez en sangre ambas sustancias se distribuyen rápidamente por el cerebro en el que el más inestable, etilmercurio, se convierte rápidamente en Hg++ (la forma inorgánica de mercurio), un tipo de mercurio que permanece atrapado permanentemente y es la forma ligada a las enfermedades degenerativas del cerebro. Además mediante la inyección de mercurio a través del músculo se proporciona un acceso rápido al torrente sanguíneo y se evitan todos los mecanismos de desintoxicación del tracto gastrointestinal”.
EL TIMEROSAL
Resumiendo, el timerosal –que es administrado junto con la vacuna por vía subcutánea- se descompone una vez en el organismo en dos compuestos -el tiosalicilato y el etilmercurio- de mercurio orgánico. Y a lo largo de las últimas décadas los compuestos organomercuriales se han confirmado como conocidos agentes tóxicos, especialmente para el sistema nervioso central. Hay pocas dudas de que estos compuestos son de una altísima toxicidad porque numerosos estudios científicos en animales y en humanos así lo avalan.
Afortunadamente no todas las vacunas contienen timerosal pero en nuestro país se pueden encontrar en marcas comerciales que presentan vacunas prescritas contra la Difteria/Tétanos/Tosferina (DTP), la Hepatitis B, el Tétanos, el Tétanos/Difteria, el Tétanos/Difteria/Tosferina/Hemofilus B y la de la Gripe. Es verdad que de ellas sólo las de la DTP y la hepatitis B están en el calendario de vacunación infantil pero eso implica 4 vacunas de DTP a los 2, 4, 6 y 18 meses más 3 vacunas para la hepatitis B, la primera a las 24 horas de vida y las siguientes a los 2 y 4 meses.
Es decir, en España un niño puede recibir hasta 7 vacunas con timerosal desde el momento de nacer hasta los 18 meses cuando según denuncia la Liga para la Libertad de Vacunación eso implica que pueden recibir hasta ¡entre 4 y 16 veces los limites establecidos como seguros por la FDA! Sin comentarios.
Además a la hora de acercarse a las implicaciones de los problemas provocados por intoxicación por metales pesados -en este caso por mercurio- es preciso tener en cuenta que su toxicidad es acumulativa como el doctor Andrew Moulden ya explicó en el número anterior de nuestra revista. Es decir, en el caso del mercurio no sólo estaríamos hablando del que hay en las vacunas sino también del mercurio medioambiental y del que hoy contamina muchos alimentos. Y en el caso de los bebés el que la madre hubiera podido transmitir al feto. Por eso la única apuesta válida en la actualidad es eliminar cualquier producto que pueda resultar tóxico, algo que resulta especialmente aplicable a las vacunas que contienen timerosal ya que su administración se hace además en niños en pleno desarrollo neuronal.
La Agencia para las Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades (ATDSR), organismo federal norteamericano, respondió no hace mucho así a la pregunta de cómo puede el mercurio afectar a los niños: “Los efectos nocivos del mercurio, que puede pasar de la madre al feto, incluyen daño cerebral, retraso mental, descoordinación, ceguera, convulsiones e incapacidad para hablar. Los niños envenenados con mercurio pueden tener luego problemas en el sistema nervioso y en el sistema digestivo así como daños en el riñón”. Y lo repetimos; el timerosal es mercurio.
SIN ESTUDIOS Y SIN DATOS FIABLES
El timerosal fue desarrollado en 1920 por la multinacional farmacéutica Eli Lilly y las “pruebas de seguridad” del producto se basan en un estudio realizado en 1930 con 22 pacientes moribundos que padecían meningitis meningococica en un hospital de Indiana (EEUU) a los que se inyectó las soluciones que lo contenían y a los que se siguió hasta su muerte lo que ocurrió en cuestión de días. Bueno, pues como los pacientes murieron de meningitis sin que apareciesen otros síntomas se declaró que ¡no había existido ninguna reacción adversa al timerosal! Y el producto fue declarado seguro para su uso.
A partir de ese momento se introdujo de hecho ya en las vacunas y en otros remedios como antibacteriano. Posteriormente, cuando en 1938 se le da la potestad a la FDA para aprobar los nuevos medicamentos introducidos en el mercado interestatal, el timerosal no es sometido a ninguna prueba adicional de seguridad porque se consideró que su antigüedad y la falta de efectos evidentes a corto plazo garantizaban su seguridad. Claro que en la década de los 30 y a sólo 8 años de su creación a nadie se le ocurrió plantearse posibles efectos neurotóxicos a medio y largo plazo por la acumulación del mercurio de diversas fuentes en el organismo. Así que el estudio de 1930 sigue siendo el único conocido sobre su presunta seguridad hecho con la sustancia directamente sobre seres humanos… después de llevar en uso 79 años.
Bueno, en 1982 la FDA valoró si era seguro usarlo tópicamente y la conclusión fue negativa debido a que daña las células cuando se aplica sobre piel lesionada y además provoca reacciones alérgicas. Pero en lugar de ordenar que se estudiasen entonces sus efectos en las vacunas se limitó a recomendar que se estudiara la incidencia de problemas neurológicos en poblaciones no vacunadas -como los amish- para luego comparar los resultados con la incidencia de esos problemas en una población vacunada. Evidentemente el estudio sigue pendiente de realización porque no hay ningún laboratorio interesado en hacerlo… ¿Imaginan por qué?
Y ello a pesar de que en 1991 un investigador de Merck, tras sumar la cantidad de mercurio que acumulaba un niño que cumpliera con el calendario vacunal estadounidense, hizo sonar la alarma al considerar que los niños recibían cantidades muy por encima de las consideradas seguras por la Agencia de Protección Medioambiental (EPA).
De hecho luego se comprobaría que durante la década de los 90, coincidiendo con la multiplicación de las vacunas, los índices de autismo aumentaron dramáticamente. Y muchos padres empezaron a sospechar que los trastornos de desarrollo de sus hijos estaban relacionados con las vacunas. En 1998 una investigadora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos repetiría el mismo cálculo y concluiría que, en efecto, los niños norteamericanos estaban recibiendo dosis de mercurio al menos 125 veces superiores al límite fijado por la Agencia de Protección Medioambiental (EPA).
Y eso que el límite de la EPAse basa en la ingesta por un adulto saludable de metilmercurio ¡a través de los alimentos! y no puede ser pues una referencia válida ya que el timerosal se inyecta directamente en el torrente sanguíneo, no pasa pues por los órganos de defensa que actúan contra las toxinas y además se introduce en él de golpe y no lentamente. Y hay aún otra razón más que hace inconsecuente la comparación: hasta 1999 estaba asumido que el perfil toxicológico del timerosal era el mismo que el del metilmercurio pero hoy se sabe que las diferencias de toxicidad entre esos dos compuestos mercuriales son muy diferentes. Ya en mayo del 2004 el Macfarlane Burnet Center for Medical Research para la Investigación Médica y Salud Pública en Australia concluyó que "el cerebro del feto muestra mayor sensibilidad al mercurio cuando se trata de etilmercurio que cuando es metilmercurio”.
“RECOMENDACIONES” EN LUGAR DE PROHIBICIONES
En 1999 los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y la Asociación Americana de Pediatría publicaron una declaración conjunta diciendo que aunque no habían encontrado "pruebas de daño" constatables por la exposición al mercurio en niños a causa de las vacunas pedían a los fabricantes que lo retiraran de ellas voluntariamente como medida de precaución. Pero se trató sólo de una “recomendación”. El Servicio de Salud Pública de Estados Unidos también emitiría un comunicado ese mismo año haciendo un llamamiento para que se eliminase el timerosal de las vacunas infantiles y se retrasara la vacunación de los niños nacidos de madres libres de antígenos (HBsAg) contra la Hepatitis B hasta los 2 o 6 meses.
El 8 de julio de 1999, siguiendo la estela norteamericana, la Agencia Europea de Evaluación del Medicamento (EMEA) publicaría un comunicado promoviendo el uso de vacunas infantiles sin timerosal “en el plazo más breve posible” y en mayo del 2001 publicaría un documento sobre los “aspectos a considerar en la reducción, eliminación ó sustitución del timerosal en las vacunas”.
Pero no prohibió el timerosal. Y no ha realizado pruebas independientes para confirmar si el timerosal se ha eliminado como pidió. Claro que ni siquiera emitió declaración alguna para alertar a los pediatras de los síntomas de envenenamiento por mercurio. Ni les recomendó que investigasen cuando un niño sufriera inicios de deterioro neurológico para ver si éste podría deberse a la toxicidad del mercurio tras alguna vacunación.
Hoy las posturas sobre la presencia de mercurio en las vacunas están cada vez más enfrentadas. Estando en el centro del debate especialmente si es causa de autismo porque el número de casos ha aumentando dramáticamente en los últimos 20 años en todo el mundo con trágicas consecuencias personales y sociales. De hecho antes de 1970 la incidencia de los denominados Trastornos del Espectro Autista (ASD) era de 1 por cada 2.000 niños. En la actualidad tanto en Estados Unidos como en otros muchos países desarrollados es de 1 por cada 150. Y son ya numerosos los investigadores independientes que sostienen la hipótesis del mecanismo causa-efecto entre el mercurio de las vacunas, el mercurio acumulado y los problemas de desarrollo y comportamientos anómalos. Son los casos de S. Bernard, A. Enayati, L. Redwood, H.
Roger y T. Binstock, autores del artículo Autismo: una nueva forma de envenenamiento por mercurio aparecido en el 2001 en Medical Hypotheses. “El timerosal, conservante añadido a muchas vacunas, se ha convertido en una importante fuente de mercurio en los niños que en sus dos primeros años pueden haber recibido una cantidad que excede las pautas de seguridad –afirman en él-. La revisión de la literatura médica y los datos del propio Gobierno de Estados Unidos sugieren que: (1) muchos casos de autismo idiopático son inducidos por una pronta exposición al mercurio, (2) este tipo de autismo representa un síndrome por mercurio no reconocido, y (3) factores genéticos y no genéticos establecen una predisposición por el cual los efectos adversos del timerosal ocurren sólo en algunos niños”.
Bueno, pues los organismos oficiales que han recomendado ir retirando las fuentes de mercurio niegan sistemáticamente esa relación. Ejemplo de esta postura son las conclusiones sobre la relación entre el timerosal y el autismo publicadas en mayo del 2004 por el Instituto de Medicina Norteamericano (IOM): "El cuerpo de la evidencia epidemiológica –afirma- favorece el rechazo de una relación causal entre las vacunas que contienen timerosal y el autismo. El comité considera que los potenciales mecanismos biológicos del autismo provocados por la vacuna señalados hasta la fecha son sólo teóricos".
Y en esas andamos enredados aún. Porque cada vez más estudios independientes apuntan en la dirección de la relación entre el mercurio y múltiples trastornos. En junio de 2007, por ejemplo, la organización Generation Rescue -integrada por padres- financió el primer estudio entre niños vacunados y no vacunados utilizando los métodos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) a fin de determinar la incidencia de una enfermedad y encontró que los niños vacunados tenían dos veces y media más probabilidades de tener algún trastorno neuronal durante su desarrollo.
MERCURIO-AUTISMO
Aunque cada vez son menos quienes defienden el uso de cualquier tipo de cualquier compuesto organomercurial y buena muestra del cerco al mercurio es la reciente decisión de la Unión Europea de prohibir para el 2011 las exportaciones de mercurio tratando de evitar al máximo posible impactos medioambientales y para la salud la polémica está lejos de cerrarse.
En el 2008 un estudio del Department of Developmental Services (DDS) de California (EEUU) concluía que no había muestras de una disminución reciente de autismo en California a pesar de la exclusión de la mayor parte de trazas de timerosal de casi todas las vacunas infantiles. “Los datos del DDS –señalan- no apoyan la hipótesis de que la exposición al timerosal durante la infancia es la principal causa del autismo”.
Sin embargo en el otro lado de la trinchera investigadores como el doctor David Geier y su hijo Mark Geier aseveran lo contrario y continúan aportando nuevas pruebas o indicios. Durante los últimos 5 años los Geiers han estado realizando estudios epidemiológicos y toxicológicos en el Instituto de Enfermedades Crónicas de Silver Springs (Maryland, EEUU) sobre la posible relación entre el timerosal o etilmercurio de las vacunas y la alta incidencia de daños neurológicos en los niños vacunados. Y sus resultados no hacen sino señalar en la misma dirección que lo vienen haciendo desde hace años. Ya en el 2007, en su trabajo A case series of children with apparent mercury toxic encephalopathies manifesting with clinical symptoms of regressive autistic disorder, los Geiers encontraron una relación significativa entre la gravedad de los trastornos del espectro autista y la cantidad total de mercurio que los niños recibieron a través de las vacunas que contenían timerosal o preparaciones de inmunoglobulinas Rho (D) “Con base en los diagnósticos diferenciales –afrman en su trabajo- ocho de los nueve pacientes examinados fueron expuestos a cantidades significativas de mercurio procedentes de vacunas o preparados biológicos que contenían mercurio durante sus períodos de desarrollo fetal o infantil y posteriormente, entre los 12 y 24 meses de edad, y esos niños, que estaban desarrollándose normalmente, sufrieron encefalopatías por mercurio tóxico que se manifestaron con síntomas clínicos compatibles con un trastorno del espectro autista regresivo. La evidencia de intoxicación por mercurio debe ser considerada en el diagnóstico diferencial que contribuye a algunos trastornos del espectro autista regresivo”. Y en su estudio de octubre del 2008 A comprehensive review of mercury provoked autism los autores confirman nuevamente sus conclusiones:
“En conclusión, existe una enorme preponderancia de la evidencia a favor de aceptar que la exposición al mercurio puede causar algunos trastornos del espectro autista”.
Y ya en el 2009 han publicado A prospective study of prenatal mercury exposure from maternal dental amalgams and autism severity, estudio que examinó la exposición de 100 niños diagnosticados con autismo al mercurio de las amalgamas dentales de sus madres durante el embarazo siendo su conclusión que “las políticas de amalgama dental deben considerar la exposición al mercurio en las mujeres antes y durante la edad fértil, la posibilidad de exposición fetal posterior y sus resultados adversos”.
Mientras, la investigación base en animales -la única que de forma directa se puede hacer para conocer los efectos del timerosal- continúa ahondando en la línea de su toxicidad. El pasado mes de septiembre se celebró una conferencia en Varsovia (Polonia) sobre autismo, timerosal y vacunación, y una de las aportaciones más interesantes fue la conferencia de los patrocinadores, el Instituto de Psiquiatría y Neurología, que con financiación de fondos europeos está desarrollando el proyecto Neurobiología del autismo: papel de las neurotoxinas medioambientales”. “La etiología de los trastornos del espectro autista –señalan los autores en la presentación del mismo- es multifactorial; tiene por tanto componentes genéticos y ambientales pero la evidencia sugiere que al inicio de la vida -prenatal y postnatal- la exposición a sustancias peligrosas puede ser responsable del aumento observado en la incidencia de autismo”.
Agregaremos que aunque es pronto para conocer todos los detalles de la investigación el título del resumen –El conservante de vacunas timerosal causa alteraciones muy severas en el desarrollo neurológico en ratas jóvenes- es más que una pista. La investigación muestra evidencia de daños severos en ratas lactantes tras ser expuestas a una cantidad de timerosal similar a la recibida en el marco del programa de inmunización infantil norteamericano durante la década de los 90.
Y en un artículo publicado en septiembre pasado en la revista on line Brain Research, por el mismo equipo polaco se cuenta cómo ratas expuestas a dosis de timerosal del nivel de las presentes en las vacunas tardaron el doble de tiempo en reaccionar al calor que las del grupo de control. Los investigadores concluyeron que fue el resultado de “alteraciones del desarrollo neurológico a largo plazo en la organización y funcionamiento del cerebro”.
TÓXICO PARA NIÑOS Y PARA ANCIANOS
Obviamente el mercurio de las vacunas no sólo resulta tóxico para los niños: puede estar resultando también un veneno para los adultos, sobre todo para los ancianos. Hay una gran cantidad de evidencias científicas independientes que indican que los restos de mercurio causan daños en los nervios que recuerdan a los que con frecuencia se encuentran en pacientes de alzheimer. La Facultad de Medicina de la Universidad de Calgary ha identificado en muestras expuestas al mercurio una formación nerviosa anormal conocida como ovillos neurofibrilares que es precisamente uno de los dos primeros marcadores de diagnóstico para la verificación de la enfermedad de alzheimer. Los investigadores también realizaron las pruebas con otras sustancias -como el aluminio- pero sólo relacionaron el mercurio con el alzheimer.
La investigación se acompaña de un vídeo –puede visionarse en http://commons.ucalgary.ca/mercury- en el que el doctor Lorscheider muestra de forma clara e innegable los daños producidos en las células nerviosas con la introducción de pequeñas cantidades de mercurio.
Otros estudios han demostrado que el mercurio es también un agente causal de la formación de "placas amiloides", otro marcador de alzheimer. El doctor Boyd Haley -de la Universidad de Kentucky (EEUU)- declaró en NeuroReport hace ocho años: "Siete de los marcadores característicos que buscamos para distinguir la enfermedad de alzheimer pueden ser producidos en los tejidos normales del cerebro o en cultivos de neuronas mediante la adición de niveles extremadamente bajos de mercurio". La investigación de Haley demostró además que los pacientes con alzheimer tenían el nivel de mercurio en sangre tres veces por encima de los del grupo de control.
Por su parte el doctor Hugh Fudenburg -importante inmunólogo director y fundador de la Neuro Inmuno Therapeutic Research Foundation así como uno de los principales opositores al uso del mercurio- ha constatado tras años de realizar estudios que entre las personas que recibieron cinco vacunas consecutivas contra la gripe entre 1970 y 1980 la posibilidad de desarrollar alzheimer era diez veces superior a las de quienes sólo habían recibido una o dos vacunas en ese mismo período.
Bueno, pues todas las investigaciones mencionadas no son consideradas “concluyentes” por parte de la comunidad científica, la industria y los funcionarios públicos.
Quizás porque mirando sólo al mercurio se olvidan de otros fenómenos acumulativos y asociativos. El doctor Haley anteriormente citado, en un ensayo titulado Aluminum in vaccination-associated cognitive decline, motor neuron disease, autism, explica que los niveles de aluminio presentes en algunas vacunas podrían exacerbar los peligros del mercurio. "Téngase en cuenta -explica Haley- que el aluminio por sí solo no causa la producción y la bioquímica anormal de los ovillos neurofibrilares como sí hace el mercurio (y sólo el mercurio) debido a la interacción específica de éste en determinados sitios sulfhidrilos, en enzimas/proteínas específicas conocidas por verse afectadas dramáticamente en la enfermedad de alzheimer. Sin embargo en nuestros estudios sobre las neuronas en cultivo se ha encontrado que el aluminio en las vacunas aumenta radicalmente la toxicidad del timerosal y el catión de mercurio disminuyendo la dosis de mercurio necesaria para producir efectos tóxicos".
Es importante por ello señalar que algunas vacunas -incluidas las de la gripe- que aún contienen timerosal contienen a la vez como adyuvante algún compuesto de aluminio.
Terminamos diciendo que siendo estos datos importantes aún lo son más si tenemos en cuenta que los niveles de mercurio medioambientales son mucho más altos en los ancianos. Y que este factor de acumulación ha sido nuevamente proclamado hace menos de un mes en el trabajo Mercury exposure, nutritional deficiencies and metabolic disruptions may affect learning in children publicado en Behavioral and Brain Functions. “El aprendizaje y el comportamiento –señalan sus autores- están influenciados no sólo por los nutrientes sino también por la exposición a contaminantes tóxicos de los alimentos como el mercurio que puede interrumpir los procesos metabólicos y alterar la plasticidad neuronal. Las neuronas carentes de plasticidad son un factor en trastornos del desarrollo neurológico como el autismo y el retraso mental. Los nutrientes esenciales ayudan a mantener la plasticidad neuronal normal. Las deficiencias nutricionales, incluyendo deficiencias en la larga cadena de ácidos grasos poliinsaturados de ácido eicosapentaenoico y docosahexaenoico, el aminoácido metionina y los minerales zinc y selenio influyen en la función neuronal y producen defectos en la plasticidad neuronal así como en el comportamiento de los niños con trastorno por déficit de atención con hiperactividad. Se ha demostrado que las deficiencias nutricionales y la exposición al mercurio alteran la función neuronal y aumentan el estrés oxidativo en los niños con autismo. Estos factores dietéticos pueden estar directamente relacionados con el desarrollo de los trastornos de comportamiento y de aprendizaje”. ¿Y alguien pone en duda las carencias nutricionales de muchos de nuestros ancianos? Pues si a eso le sumamos las vacunas con timerosal y/o aluminio, ¿cuál cree el lector que puede ser el resultado?
Indicios, sospechas, pruebas… En realidad, ¡qué más da! Si el mercurio es neurotóxico y carcinogénico no hay dosis que lo haga aceptable luego, ¿por qué tenemos que seguir tolerando que las vacunas lleven mercurio cuando esa sustancia además no es imprescindible en ellas? Piénselo. Sobre todo cuando vaya a vacunar a sus hijos porque es falso que haya vacunas de carácter obligatorio.
¿Hay relación entre la vacuna Gardasil y la Esclerosis Lateral Amiotrófica?
Por primera vez se ha denunciado en un foro médico internacional el posible peligro de Gardasil, la vacuna contra el Virus del Papiloma Humano. El pasado mes de octubre la doctora Catherine Lomen-Hoerth, directora del Centro de Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) de la Universidad de California (EEUU), presentó durante la reunión de la Asociación Neurológica Americana dos casos de víctimas mortales de ELA que los investigadores sospechan pueden estar directamente relacionados con Gardasil.
Además de la relación temporal entre la vacunación y la aparición de los síntomas otro de los factores que ha hecho a los investigadores sospechar de un enlace con la vacuna es el resultado de la autopsia. “Nos sorprendió –declararía Lomen-Hoerth a WebMed- que la médula espinal estuviese tan inflamada. Eso es muy diferente de lo que vemos normalmente en un ELA”. En suma, para la doctora Lomen-Hoerth tanto el momento de la aparición de los síntomas como los resultados de la autopsia "sugieren una relación” entre Gardasil y los casos mortales de la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA).
La verdad es que debido a que es una enfermedad extremadamente rara -afecta a una persona de cada 2-3 millones de jóvenes- hay muy pocos estudios de ELA en menores.
Por eso esta doctora se plantea realizar estudios adicionales que comparen los síntomas y las características patológicas de los adultos jóvenes con ELA que recibieron Gardasil con los que no recibieron esa vacuna. Mientras, ella y sus colegas se han reunido con científicos de la FDA y de los CDC para rastrear su base de datos de eventos adversos -el denominado Adverse Event Reporting System Vacuna (VAERS)- a fin de buscar otros informes que puedan relacionar casos de ELA con Gardasil u otras vacunas de otra índole.
La trágica historia de una de las chicas presuntamente fallecidas a causa de esa vacuna, Jenny Tetlock, puede leerse en una web creada al efecto por sus padres para dar a conocer el caso: Jenny's Journey. Y en ella se explica que la primera señal de que algo iba mal fue cuando Jenny, de 14 años de edad, tropezó con un obstáculo que los demás de su clase evitaron fácilmente pocos meses después de su tercer y último refuerzo con Gardasil. A partir de ese momento la enfermedad progresó rápidamente, tanto en las piernas como en los brazos; poco a poco se fue debilitando. Comenzó a cojear y a tener problemas para agarrar los objetos. Empezó a sentir hormigueo en sus pies y a comprobar cómo sus músculos se atrofiaban. Al cabo de un año estaba paralizada, tetrapléjica, mantenida con soporte vital. Murió poco después.
Cabe agregar que otra joven, esta vez de 20 años, desarrolló síntomas similares a los cuatro meses de su primera dosis de Gardasil. La enfermedad siguió un curso similar y murió 28 meses después. De hecho son ya más de 50 las jóvenes muertas en Estados Unidos cuyo fallecimiento -según denuncian sus propios padres- está relacionado con la vacuna.
En Europa también se han producido fallecimientos que apuntan a la posible relación con la vacuna en Inglaterra y otros países. Y los efectos secundarios graves siguen apareciendo cada vez en más niñas. En España algunas de ellas –cuyos padres fundaron la Asociación de Víctimas de la Vacuna contra el Virus del Papiloma Humano- no han recuperado aún por completo sus funciones motoras y siguen sufriendo graves padecimientos que los servicios médicos se niegan a relacionar con la vacuna.
Hace unos meses, en una carta dirigida a la máxima responsable de la FDA, Margaret Hamburg, un grupo de padres y médicos resumía claramente la situación refiriéndose a las miles de niñas afectadas y al más de medio centenar muertas: “Así que ahora tenemos dos situaciones extrañas: causas de muerte desconocidas y graves enfermedades que sufren las jóvenes que no son identificadas por los médicos a los que van a ver. En su puesto como máxima responsable de la FDA, ¿alguna vez se ha encontrado una situación como ésta en la que jóvenes sanas mueren de repente sin tener antecedentes de enfermedades graves o bien queden discapacitadas, tengan ataques repetitivos, pierdan el uso de sus piernas, no tengan control sobre sus cuerpos y a pesar de ello los médicos no quieran siquiera considerar la posible relación con la vacuna Gardasil cuando muchos de los eventos se producen muy poco tiempo después de recibirla? Permítame repetir las palabras de la doctora Diane Harper cuando fue entrevistada por un equipo de Australia en un vídeo identificado al comienzo de Gardasil Injuries (b): "La mayoría de los efectos secundarios aparecen dentro de lo que llamamos biológicamente plazo de tiempo posible. Hasta unos 42 días es el plazo en el que si algo sucede podría atribuirse a la vacuna. Bueno, pues eso es lo que está sucediendo”.
En suma, niñas de todo el mundo que sólo tenían en común una salud envidiable empezaron a tener graves problemas tras recibir -una, dos o tres dosis- la vacuna Gardasil. Todas presentaban cuadros con convulsiones, lentitud mental, parálisis severa de las articulaciones, cansancio y dolor muscular, espasmos, alteración del ciclo menstrual y otros síntomas. A algunas, tras largos períodos de tiempo con tales síntomas, le han sido luego diagnosticadas esclerosis lateral amiotrófica, pancreatitis, trastornos gastrointestinales, enfermedad de Lyme, hipotiroidismo, neuropatía periférica, síndromede taquicardia posturalortostática o síndrome de Guillaine-Barré. ¿Causalidad? Solo alguien claramente memo se creería eso.
Especialmente sabiendo que la seguridad de esas vacunas –que contienen aluminio, un potente neurotóxico- fueron probadas ¡contra un placebo que también contenía aluminio! Burlándose así quienes programaron el ensayo del método científico que dicen seguir.
Yadollah Harati, neurólogo de la Facultad de Medicina Baylor en Houston (EEUU), tras conocer el trabajo presentado en la Asociación Neurológica Americana, aseguró que los resultados encienden la alarma. “El hecho de que los estudios post mortem –afirmó- muestren características inmunológicas diferentes de lo que es típico en un ELA sugiere una asociación entre la vacunación y la enfermedad. Preguntaré a mis pacientes jóvenes con ELA si han recibido la vacuna Gardasil. Tengo una paciente de 20 años de edad con ELA y no se nos había ocurrido preguntarle eso”.
Fuente: http://operacionsalud.blogspot.com/2010/01/los-peligros-del-timerosal-de-las.html.
Supongamos un parking subterráneo.
Tubos instalados: 250 unidades de 40W cada uno
Horas de uso: 24h/365dias.
Potencia absorbida: 40W del tubo + cebador + transformador = 78-80W por tubo.
(Calcularemos sólo 70W por tubo).
El total serían: 70W x 250 Tubos x 24 horas = 420Kw/h/día x 365 días al año: 153.300Kw/h al año.
Calculando el Kw/h con una media de 0,11cents € con los tubos tradicionales nos gastaríamos 16.863 € en la factura de la luz, sin tener en cuenta el contrato ni añadidos como m/obra mantenimiento, sustitución de cebadores, tubos etc.
En 5 años eso se traduce en 766.500Kw (0,76 Mw) que con la tarifa eléctrica actual, suponiendo que siguiera igual, correspondería a nada menos que 84.315 €.
Esto se traduciría en quemar unos 11,5 kgs de carbón mineral para generar la energía que absorbería un solo tubo fluorescente, lo que equivale a un aproximado de 34 kilos de CO2, además de dióxido de sulfuro y NOx, es decir, para iluminar nuestro parking ejemplo quemaríamos unos 2.875 Kg de carbón lo que generaría 8,6 Toneladas de CO2 al año.
Ahora calculamos nuestro parking ejemplo pero con tubos led:
Las mismas cifras, en iluminación de Tubo Led: 250 tubos x 15W cada uno: 3,75Kw/h = 90Kw/h = 32.850 Kw/ año, lo que equivale a 3.679,20 Eur.
En 5 años tendríamos un tremendo ahorro medioambiental y un ahorro económico (exclusivamente eléctrico) de 65.919 euros.
No sólo el ahorro es debido al tubo LED en sí, sino también a los consumos eliminados de transformadores y cebadores.
También tenemos que tener en cuenta que tendríamos que sustituir 4 veces el tubo tradicional (12.000 horas de vida de media) mientras esté funcionando el mismo tubo de LED (50.000 horas).
Está más que claro que es súper rentable el uso de los tubos LED, además de que se pagan solos en solo una fracción de su vida útil.
Nota importante: Al consumo eléctrico de los tubos tradicionales hay que sumarle el coste de las sustituciones necesarios, ya que en nuestro ejemplo la vida de los fluorescentes con sus 12.000 horas equivalen a algo menos de 1,5 años.... es decir habría que sustituir cada tubo tradicional unos 3-4 veces, que a 2,5 Eur/tubo serían otros 2.500 Eur adicionales.
Las cuentas hablas por si solas y hacen rentables los tubos LED en menos de 2 años mientras que su vida útil es de mas de 5 años...
¿A que está esperando?
Propiedades:
Consumo: 15W (tubo de 12000mm)
Luminosidad: +1200Lm - 31Klux en superficie
Factor Potencia 0.9~1.0
Vida: 50.000 horas
Voltaje entrada: 85~265V - 50~60Hz
Material exterior: PVC transparente.
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Ejemplo de las dicroicas LED
Dicroica Halógena convencional MR-16 de 12V y 50W.
Eficiencia lumínica: 16 lúmenes/W.
Vida útil: solo 1.000-2.000 horas.*
Dicroica LED MR16 de 12V y 2,3W
Eficiencia lumínica de 45 lúmenes/W.
Vida útil de unos 50.000 horas (hasta 100.000 horas).
...Haciendo cuentas....
Esta forma de iluminación con LEDs que tiene un consumo de tan solo 2,3W contra los 50W de la dicroica tradicional nos lleva al siguiente resultado:
La Halógena gastaría 146Kw/h al año. Vida estimada: 2000 horas
La LED gastaría 6,70Kw/h año. Vida estimada: 50.000 horas.
Es decir:
Durante el mismo periodo con la luz encendida, tendríamos que sustituir unas 15 dicroicas halógenas (ya que se nos han fundido) a 2 Eur/Ud (un total de 30 Eur) + 13,14 Eur en consumo electrico: Total 43,14 Eur.
La lampara LED: Como no tenemos que sustituirla, 1 sola lámpara a 27 Eur en nuestro ejemplo + 0,60 cts Eur en electricidad son menos de 28Eur....
Se ahorra en 1 solo punto de luz con una sola bombilla LED ya más de 15 Eur.
Fuente: http://www.generador-electrico.com/ejemplos_led.html
Compuestos de mercurio
Los compuestos de mercurio, son productos químicos altamente peligrosos para la salud humana y el medio ambiente. Su uso está severamente restringido. Las restricciones comprenden todas las formulaciones y usos de productos para protección de plantas que contengan compuestos de mercurio, incluyendo compuestos inorgánicos, alquílicos, alcoxialquílicos y arílicos.
Resumen de la medida de prohibición
Los compuestos de mercurio fueron excluidos de la lista de sustancias activas autorizadas para el uso en productos de protección de plantas en 1991 bajo la Ley, en muchos países, para protección de plantas contra plagas y pestes. y edo.
Está prohibida la producción, uso y comercialización de todos los productos de protección de plantas que contengan Compuestos de Mercurio, incluyendo compuestos de Mercurio inorgánicos, alquílicos, alcoxialquílicos y arílicos.
Los compuestos de mercurio están designados como productos químicos CFP.
Está permitido el almacenamiento y uso del producto químico para la investigación o propósitos de laboratorio en cantidades menores de 10 kg.
De acuerdo a la reglamentación sobre prohibiciones y restricciones en la comercialización y uso de ciertas sustancias y preparados peligrosos, los compuestos de mercurio no pueden ser usados como sustancias y componentes de preparaciones entendidas para el uso en:
- prevención de incrustaciones por microorganismos, plantas o animales de:
> los cascos de los barcos,
> jaulas, flotantes, redes y cualquier otro aparato o equipo usado para la pesca o cultivo de mariscos,
> cualquier aparato o equipo, parcial o totalmente sumergido;
- en la conservación de la madera;
- como impregnante de textiles industriales resistentes e hilos destinados a su manufactura;
- en el tratamiento de aguas industriales, independientemente de su uso.
Será prohibida la comercialización de baterías y acumuladores, que contengan más del 0,0005% de mercurio por peso, incluyendo aquellos casos donde estas baterías y acumuladores estén incorporados a aparatos. Estarán exentas de esta prohibición las baterías a botón y las compuestas de baterías a botón con un contenido de mercurio de no más del 2% por peso.
Peligros y riesgos conocidos respecto a la salud humana
El sistema nervioso es muy sensible a todos los tipos de mercurio. La exposición a altos niveles de cualquier tipo de mercurio puede dañar permanentemente el cerebro, riñones y el feto en desarrollo.
Los efectos en la función cerebral pueden resultar en irritabilidad, timidez, temblores, cambios en la visión o audición y problemas de memoria. Altas exposiciones a los vapores de mercurio pueden causar dolor de pecho, falta de respiro y secreción de fluidos en los pulmones (edema pulmonar) que puede ser fatal.
El metil mercurio y los vapores de metales de mercurio son particularmente dañinos, porque llega al cerebro más mercurio. Las exposiciones a largo plazo pueden nublar los ojos. El contacto con el cloruro de mercurio puede causar quemaduras a la piel y daños permanentes a los ojos.
El mercurio se acumula también en el cuerpo y puede absorberse a través de la piel. Los trabajadores en las industrias que usan o producen mercurio y sus compuestos (minas de mercurio y refinerías, manufactura química, campos dentales/de salud, fábricas metalúrgicas) están a riesgo de exposición.
Los trabajadores de plantas de energía de combustibles fósiles y de la industria del cemento pueden estar expuestos a los compuestos de mercurio si están expuestos a las emisiones de los procesos gaseosos.
Los consumidores pueden estar expuestos al mercurio y a sus compuestos por exposición al aire de las instalaciones que lo producen y procesan (que usan el mercurio y sus compuestos) y comiendo pescado o marisco contaminado con metil mercurio. La gente puede también estar expuesta al mercurio por trabajos dentales y tratamientos médicos.
Peligros y riesgos conocidos respecto al medio ambiente
Tanto el mercurio como sus compuestos tienen toxicidad muy aguda (a corto plazo) y muy crónica (a largo plazo) para la vida acuática. El comer pescado contaminado con mercurio ha causado envenenamiento en seres humanos; aves y animales terrestres expuestos podrían también estar sujetos a los mismos efectos.
No hay datos suficientes para determinar la toxicidad aguda del mercurio y sus compuestos en plantas, aves o animales terrestres.
El mercurio y sus compuestos son altamente persistentes en el agua y en el medio ambiente y se bioacumularán o concentrarán en los tejidos de los peces. Estas concentraciones serán considerablemente mayores que las del agua donde se pescan los peces. El cloruro de mercurio actuará como una partícula, que sigue las pautas del viento y es depositada por la lluvia. El mercurio elemental puede ser un gas en la atmósfera.
Las emisiones de mercurio y/o los compuestos de mercurio pueden producir elevadas, pero de todas formas concentraciones a bajo nivel en la atmósfera alrededor de la fuente de origen.
El mercurio elemental puede evaporar sea del terreno que del agua en la atmósfera. Cuando el mercurio entra en el medio ambiente por las emisiones en el aire, agua o terreno, se oxida en otros compuestos de mercurio.
Estas otras formas de mercurio forman metil mercurio, a través de un proceso químico o biológico (bacteriano). El metil mercurio se acumula en los tejidos de los peces y de los mariscos. En áreas de contaminación de mercurio, los peces grandes y viejos tienden a tener mayores niveles de mercurio. El mercurio emitido al medio ambiente restará por años.
Referencias:
Secretaría para el Convenio de Rotterdam sobre el procedimiento de consentimiento fundamentado previo aplicable a ciertos plaguicidas y productos químicos peligrosos objeto de comercio internacional - Apéndice IV - Partes CIRCULAR CFP XXII - Diciembre de 2005.
Fuente:"http://es.wikipedia.org/wiki/Compuestos_de_mercurio"
¿Por qué los activistas de Greenpeace se ponen cascos para cambiar una bombita de luz? Es parte del show, por supuesto, como sus mamelucos anaranjados que sirven para salvar ballenas, encadenarse a los camiones que transportan material a Botina, treparse a cualquier lado para poner banderas y carteles con el logo de la ONG, o tomar la sopa a mediodía, después de sacarse el disfraz de ballena de vinilo. Siempre hay una cámara de TV atenta, y uno que otro fotógrafo contratado para documentar tantos eventos trascendentales en la historia de la estupidez humana.Hoy por la mañana, algunos activistas ingresaron al edificio de la Casa de la Cultura del gobierno porteño, situado en Avenida de Mayo y Perú, para cambiar las 70 bombitas por lámparas bajo consumo de las arañas instaladas en el hall de entrada del edificio, ante la mirada de sorpresa de los empleados.
Con el objetivo de reclamar el reemplazo total de las lámparas comunes por las de bajo con-sumo en las ciudades de Buenos Aires, Córdoba y Rosario durante el primer semestre de 2008, Greenpeace lanzó "Maldita Bombita", nombre que le dio a la medida.
En realidad, las lámparas de “bajo consumo” no han venido a descubrir el agujero del mate, porque básicamente son iguales a los viejos y espantosos tubos fluorescentes que se usan desde hace más de medio siglo. Ambos dispositivos de iluminación emplean un recubrimiento de óxido de mercurio en su pared interior, más un añadido de fósforo que se excita con la elevada corriente que corre entre sus electrodos y produce la luz. Los viejos balastos de los tubos funcionan a 50 o 60 Hz (o ciclos por segundo), por lo que la frecuencia de encendido y decaimiento del fósforo es de 50 Hz y eso produce algunos inconvenientes en talleres que usan tornos y otras máquinas rotativas y algunas veces han sido causa de accidentes menores o graves en los operarios. Se debe a que 50 Hz está muy cerca del tiempo de persistencia de la sensación en la retina (1/16 de segundo) y el tiempo de demora del fósforo para disminuir o aumentar su luminancia agrava el problema.
En Estados Unidos se usan las lámparas de bajo consumo desde hace años, aunque se están promocionando actualmente la tecnología LED, que no contiene mercurio o fósforo, tienen menor consumo que las fluorescentes, mejor rendimiento, menor costo y mayor duración. Pero parece que ni el gobierno ni Greenpeace se han actualizado lo suficiente como para recomendar el uso de esta nueva e innovadora tecnología en lugar de una que tiene ya más de medio siglo de antigüedad. Pero es claro que no se le pueden pedir peras al olmo.
¿Cómo son los LEDs?
Hay dos maneras de fabrica una lámpara LED (Light emitting diode, o diodos emisores de luz):
Hay fábricas de LEDs, como la Philips holandesa, que fabrican lámparas que cubren un amplio espectro, entre los 2700 K y los 10.000 K, es decir, entre una luz bastante rojo-amarillenta y una sumamente azulada. Recordemos que la luz solar de mediodía tiene una temperatura de entre 5.600 a 6000 K.
Los LEDs son artefactos electrónicos de estado sólido, y son ampliamente usados en todos los aparatos electrónicos, radios, grabadores, computadoras, y en multitud de objetos de uso diario, donde se ven esos puntitos luminosos indicando que un aparato está encendido.
- Pueden ser alimentados a partir de baterías portátiles, pilas o aún un panel solar.
- Se pueden integrar a un sistema de control.
- Son de tamaño pequeño y resistentes a los golpes.
- Tienen un muy rápido tiempo de encendido (60nano segundos versus 10 milisegundos para las incandescentes, y 1 segundo o más para las fluorescentes)
- Tienen una excelente rendición de color y presentan bajo a nulo peligro de shock eléctrico porque trabajan en el rango de 5 a 12 voltios, corriente continua.
¿Estudiaron el asunto antes de la campaña?
Visto lo anterior, queda claro que no. Lo que se pretende es ahorrar energía, no es verdad? Entonces hubiesen propuestos los LEDs y no las fluorescentes que ponen en peligro la salud de los acuíferos. Si el mercurio de una pila que no se fabrica más contamina 60.000 litros de agua, ¿cuánta agua contaminan los 5 mg de mercurio que tiene cada lámpara de bajo consumo?
"Es necesario hacer conocer a la población que las lámparas de bajo consumo contienen una carga de 5 miligramos de mercurio y también fósforo y que ambos agentes son contaminantes y con efectos nocivos para la salud", expresó la ingeniera Graciela Gerola, de la Agencia de Protección Ambiental de Buenos Aires. En el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) descartaron que estos focos encierren algún peligro para la salud. En cambio, advirtieron, luego de analizar el funcionamiento de 544 lámparas de bajo consumo en el laboratorio de luminotécnia del Centro de Física y Metrología que la mayoría "gastan casi lo mismo que las incandescentes, iluminan poco y duran menos", sostiene el informe.
¿Que hay de cierto en estos peligros?
El asunto del ahorro de energía
Los diarios nos cuentan que:
Para alcanzar el cambio gradual el Estado le compró cinco millones de lamparitas a Cuba. El objetivo es reemplazar a largo plazo 20 millones de unidades. Pero aún queda mucho por hacer.
"La eficiencia energética es la respuesta más rápida a la demanda de energía en el actual contexto de escasez en el suministro y es el camino más eficaz para reducir las emisiones de CO2 (dióxido de carbono) a la atmósfera, y así mitigar las graves consecuencias del cambio climático. Las lámparas de bajo consumo ofrecen la misma iluminación consumiendo un 75 por ciento menos de energía", dijo Rosario Espina, coordinadora de la Campaña contra el Cambio Climático de Greenpeace.
Ya vimos que las lámparas incandescentes producen mucho calor sin producir luz, y ello es un gasto inútil de energía, si lo que queremos es producir nada más que luz. Ya sea han hecho estudios sobre la comparación entre las incandescentes y las fluorescentes de bajo consumo, y los resultados son contradictorios, aunque hay una ligera ventaja en lo económico para las fluorescentes.
Un cálculo al estilo "hágalo usted mismo", sobre la base de multiplicar el valor de estas lámparas más caras (20w) por el precio del kw/h (IVA e impuestos incluidos) y el tiempo de encendido (seis horas diarias, por ejemplo), indica que sólo a partir del tercer año de uso continuo podrían ahorrarse unos centavos. Más aún: si la lámpara de bajo consumo es de las más caras del mercado (unos $ 27) la amortización del costo podría alcanzarse a los siete años.
Entre las múltiples razones que suelen esgrimirse para fundamentar el cambio, el ahorro energético aparece como el más convincente. Las normales consumen un 80% más de energía que las de bajo consumo y, sin eventualidades de por medio, duran hasta 6000 horas, contra las 900-1000 horas de una común.
"El cambio de lamparita no es la solución, porque si el ahorro de la primera etapa es del 1,2% (con las 5 millones de lámparas de bajo consumo que impulsa el Gobierno) y la economía crece al 8% anual, la mejora será absorbida en menos de 60 días", consideró Hugo Allegue, de la Asociación Argentina de Luminotecnia (AADL).
Eduardo Ferreyra
Presidente de FAEC
Fuente:http://www.mitosyfraudes.org/Nuke/LED.html
La tecnología LED está extendida en varias aplicaciones cotidianas debido a su bajo consumo, fiabilidad y duración, ya sea en indicadores de aparatos eléctricos y electrónicos, en salpicaderos y faros de automóvil, en señales de tráfico o, cada vez más, también espacios iluminados.
Cambiar las bombillas, ¿una chorrada? Los números no dicen lo mismo
La iluminación artificial es responsable del 19% del consumo global de electricidad, que equivale al 2,4% del consumo mundial de toda la energía primaria empleada. El 70% de la energía usada para la iluminación artificial es consumida por bombillas para las que ya hay alternativas más eficientes. Dicho de otro modo: la mayoría de bombillas usadas en el mundo son incandescentes, las "de toda la vida".
La iluminación artificial supone una parte considerable de toda la electricidad consumida en el mundo. En hogares y oficinas, entre un 20% y un 50% de la electricidad en uso es destinada a la iluminación.
El coste económico de la iluminación, tanto oficinas como residencias y espacios públicos, es sustancial. Una bombilla incandescente de 100 vatios usada 6 horas diarias (0,12 kWh) puede costar 17 euros (25 dólares) al año.
Gobiernos de todo el mundo han entendido que una decisión tan modesta como incentivar o directamente prohibir la venta de las bombillas incandescentes supone un ahorro instantáneo en el uso de energía, así como una disminución de las emisiones de CO2.
Desde septiembre de 2009, la Unión Europea ha prohibido la venta de bombillas incandescentes de más de 80 vatios en los 27 países que la conforman, mientras en 2010 llegará el turno de las incandescentes de más de 65 vatios, hasta la completa desaparición de este tipo de bombillas, a mediados de esta década.
Medidas similares han sido anunciadas en Estados Unidos entre 2012 y 2014; además de Brasil, Venezuela, Australia, Suiza, Argentina, Rusia y Canadá. Una lista que pronto será ampliada.
Hasta ahora, las bombillas fluorescentes, o CFL, con un uso extendido desde hace décadas, más caras y mucho más eficientes que las incandescentes, han sido la principal apuesta para sustituir a las viejas bombillas con filamento. Al fin y al cabo, una lámpara CFL ahorra un 80% de energía para producir la intensidad lumínica de una incandescente. La bombilla compacta fluorescente también durará 10 veces más.
Pero, además de intensidad de la luz, consumo y duración, las bombillas tienen decenas de otras características, tales como la calidez, el tono y color de la luz, la rapidez y consistencia de su intensidad lumínica.
Jugando con mercurio
Todas las lámparas fluorescentes o CFL incluyen pequeñas cantidades de mercurio (según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, EPA, una media de 5 mg; y 4 mg de media, según el programa Energy Star). El mercurio es una sustancia especialmente peligrosa para la salud animal y humana, responsable de lesiones en riñones, cerebro y sistema nervioso, especialmente peligroso en mujeres embarazadas, al poder causar daños neurológicos irreparables en el feto.
El mercurio es capaz de afectar el ambiente en forma de partículas, o de transmitirse a la cadena trófica a través del agua. Sus efectos adversos son transmitidos por inhalación, contacto e ingestión. No es una casualidad que la EPA cuente con una completa sección de preguntas y respuestas para resolver dudas sobre lámparas de bajo consumo, además de instrucciones precisas para la limpieza y desechado de lámparas CFL rotas, e incluso protocolos enteros para desechar mercurio en contacto con el medio, tras la ruptura de una bombilla o incidencias similares.
Pese a la pequeña cantidad de mercurio depositada en cada bombilla de bajo consumo, su uso masivo, debido a su menor consumo y emisiones y a una mayor duración, presenta un riesgo medioambiental distinto al de las lámparas incandescentes, cuya poca eficiencia hace mandatoria su sustitución progresiva: el de la contaminación con mercurio del agua y el ambiente, si las bombillas no son desechadas de manera selectiva en todo el mundo.
Pero otra tecnología promete, al menos, un ahorro económico y en emisiones equivalente al de las bombillas CFL, aunque un menor impacto total, si se tiene en cuenta todo su ciclo de vida, desde su producción hasta el coste de su reciclado, con la ventaja de no incluir mercurio en su interior: las luces LED (con diodos emisores de luz), tecnología hasta ahora marginal, son la gran apuesta para los próximos años del sector de la iluminación.
Por fin, un cálculo fehaciente del coste energético total de las tecnologías CFL y LED
Si bien hay políticas concretas en la UE, Estados Unidos y el resto del mundo para prohibir o desincentivar en los próximos 5 años el uso de lámparas incandescentes y, de este modo, reducir significativamente las emisiones procedentes del sector de la iluminación, hasta ahora sólo parecía haber una alternativa sólida, preparada para el mercado de masas, a la tecnología incandescente: la lámpara fluorescente, CFL en sus siglas en inglés.
Pese a sus indudables ventajas en duración y ahorro energético, el uso de mercurio presenta problemas, previendo que, tristemente, millones de bombillas CFL, con una media de 4-5 mg de mercurio en su interior, serán desechadas incorrectamente y podrían entrar en contacto con personas y animales por inhalación, contacto o ingestión.
Pese a existir la certeza científica de que una exposición momentánea ante una bombilla CFL rota, mientras es por ejemplo limpiada, introducida en una bolsa y desechada de forma selectiva, no constituye un riesgo para la salud, la expansión mundial de la tecnología aumenta el riesgo, sobre todo en países y entornos socio-económicos donde la aplicación de normativas tendrá menor seguimiento real de la población menos informada.
LED: la tecnología más frugal, eficiente, inocua y flexible
La tecnología LED parece ser la respuesta. Un reciente estudio de la firma alemana Osram, citado por el New York Times, calculaba el coste energético total de las bombillas de bajo consumo CFL y LED, incluyendo su coste de producción y desechado, así como su ciclo vital.
Además de la ventaja de no incorporar mercurio en su interior, las lámparas LED duran 2,5 veces más que la tecnología de bajo consumo más extendida, la CFL, y 25 veces más que las bombillas incandescentes tradicionales, que Europa y Estados Unidos se apresuran en abandonar debido a su poca eficiencia.
Para calcular la energía total empleada por una bombilla durante su ciclo de vida total, se tiene en cuenta el concepto de la energía gris o emergía (del inglés "embodied energy"), metodología que incluye los costes de fabricación, distribución y manipulación al final de su vida útil. Según el citado estudio, en todas las tecnologías de iluminación, sólo el 2% del ciclo de vida energético de una bombilla está relacionado con el coste (o impacto ecológico) de su producción y distribución.
El estudio de Osram tuvo en cuenta la "emergía" de una bombilla con cada una de las 3 tecnologías: la que se abandona por poco eficiente (incandescente); la de bajo consumo con un uso más extendido, pero con la inconveniencia del uso de mercurio y el precio de la unidad (CFL o lámpara fluorescente); y la tecnología de bajo consumo que más promete de cara al futuro, aunque tendrá que reducir su precio una vez la producción en masa haga funcionar las economías de escala (LED, o lámparas con diodos emisores de luz).
La carrera por desarrollar la primera bombilla LED para las masas
Teniendo en cuenta el máximo número de condicionantes en la producción, uso y desechado de las 2 principales tecnologías de bajo consumo, las bombillas LED ahorran una cantidad de energía sustancial. El estudio de la empresa alemana Osram confirma, asimismo, que la energía total requerida por una bombilla CFL o LED, contando todos los procesos envueltos en la fabricación y uso del producto, es cinco veces inferior al que demanda una bombilla tradicional incandescente.
El principal responsable en Norteamérica de la división de iluminación de Philips, competidor tecnológico directo de Osram, tanto en el mercado CFL como en el emergente segmento de las bombillas LED, da la bienvenida al estudio de la empresa competidora, ya que "aporta hechos donde a menudo sólo existe evidencia emocional".
Philips es la primera gran firma del sector en comercializar una bombilla LED equivalente a una lámpara convencional de 60 vatios, mientras Osram está en el proceso de desarrollo e inicio de producción de varios modelos.
Para realizar el análisis del ciclo de vida de las bombillas LED, Osram compara en el estudio prácticamente cualquier aspecto en contacto con la fabricación de este tipo de bombillas, desde la energía empleada en la producción de bombillas en Europa y Asia, su embalaje, su transporte a Alemania y venta en establecimientos.
Tiene en cuenta, además, las emisiones creadas en cada proceso, usando 6 indicadores distintos que tienen influencia sobre las emisiones: la cantidad de emisiones con efecto invernadero de cada proceso, el potencial de crear lluvia ácida, la potencial eutroficación (acumulación excesiva de algas), la creación de ozono fotoquímico, la posible emisión de componentes químicos peligrosos, así como el uso de combustibles fósiles.
Berit Wessler, responsable de investigación, desarrollo e innovación de Osram Opto Semiconductors en Regensburg, Alemania, cree que pronto habrá todavía razones de mayor peso en favor de la adopción masiva de bombillas LED. Según el investigador, varias generaciones de bombillas LED llegarán sucesivamente al mercado, cada vez más eficientes, que requerirán cada vez menos energía para producir la misma cantidad de luz.
Personas que han visto la luz
Wessler explicaba al New York Times: "todo lo que he visto refuerza la asunción de que la eficiencia de la tecnología LED se incrementará. No ha habido demasiado avance en eficiencia lumínica en los últimos 10 años".
Con la creciente necesidad de los países ricos en controlar y reducir sus emisiones de CO2, un mercado olvidado y hasta ahora marginal como el de la iluminación, aumenta su brillo. Un brillo cada vez menos incandescente; tampoco fluorescente. Si las bombillas LED consiguen aumentar su calidez y llegar a las estanterías de los establecimientos a un precio competitivo, al menos con respecto a las alternativas de bajo consumo CFL.
Alok Jha mencionaba en The Guardian el pasado septiembre los primeros modelos LED de Philips. Tras probarlas, cree que "ha visto la luz" y apuesta por ellas para el uso masivo, aunque se queja de su precio y de que seguirán siendo caras a corto plazo.
No obstante, son bombillas que usan de media 2,5 veces menos energía que la alternativa de CFL. Y, teniendo en cuenta que podemos gastar cerca de 20 euros en cualquier país con rentas altas en el equivalente lumínico a una bombilla incandescente de 100 vatios, uno puede rascarse el bolsillo, mirando al futuro. Mantendré los ojos bien abiertos próximamente.
Fuente: http://faircompanies.com/blogs/view/bombillas-led-emiten-menos-co2-y-no-usan-mercurio/
Los tubos fluorescentes convencionales contienen entre 15 y 25 mg de esta sustancia,[ mientras que las lámparas de bajo consumo contienen una cantidad menor.
Con la optimización de la tecnología de las lámparas, han surgido modelos con muy baja cantidad de mercurio: la Asociación nacional de fabricantes eléctricos norteamericana (NEMA) estipula un contenido máximo de 5 mg por lámpara, aunque no todos los fabricantes cumplen con este estándar.
A pesar de la reducción del contenido de mercurio, distintas agencias de la salud recomiendan, en caso de rotura, abandonar la habitación durante 15 minutos, recoger los restos con guantes, o incluso, en caso de ser usada, cambiar la bolsa de la aspiradora. Las lámparas CFL deben reciclarse, al igual que las pilas.
En lo referente a la liberación de mercurio al medio ambiente, hay que tener en cuenta que la generación de electricidad libera a su vez apreciables cantidades de este metal a la atmósfera.
Dado que las lámparas fluorescentes compactas consumen mucha menos energía, el efecto global a este respecto es positivo, calculándose que, en conjunto, una bombilla de bajo consumo genera hasta cuatro veces menos mercurio que una bombilla incandescente convencional.
Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/L%C3%A1mpara_compacta_fluorescente
¿Existen soluciones para los problemas ambientales relacionados con la industria moderna? sí, definitivamente las hay, porque hoy por hoy existen tecnologías que permiten minimizar el riesgo ambiental derivado de la actividad industrial y además existen legislaciones y agencias gubernamentales, que por lo menos en principio, velan porque estos problemas.
Metales pesados
Se habla mucho de los metales pesados, sin indicarse sin embargo, qué son, y específicamente, el cómo y por qué son peligrosos. Se denomina metales pesados a aquellos elementos químicos que poseen un peso atómico comprendido entre 63.55 (Cu) y 200.59 (Hg), y que presentan un peso específico superior a 4 (g cm-3). Cabe destacar que en esta categoría entran prácticamente todos los elementos metálicos de interés económico, por tanto, de interés minero.
Lo que hace tóxicos a los metales pesados no son en general sus características esenciales, sino las concentraciones en las que pueden presentarse, y casi más importante aun, el tipo de especie que forman en un determinado medio. Cabe recordar que de hecho los seres vivos “necesitan” (en pequeñas concentraciones) a muchos de éstos elementos para funcionar adecuadamente. Ejemplos de metales requeridos por el organismo incluyen el cobalto, cobre, hierro, hierro, manganeso, molibdeno, vanadio, estroncio, y zinc. El caso del hierro es notable entre éstos, siendo vital para la formación de hemoglobina.
Límites de toxicidad
La Agencia de Protección Ambiental (EPA) de los Estados Unidos ha determinado una serie de límites para las concentraciones de metales pesados. Por encima de éstos los metales pueden causar graves trastornos en los seres vivos, y finalmente ocasionar la muerte. A continuación mostraremos dichos límites en distintos medios y las dosis máximas para la ingesta en los humanos.
Consumo por los seres humanos:
As: 0.05 mg/l (+)
Cd: 10 Ìg/l (*)
Cr: 0.05 mg/l (+)
Cu: 1.0 Ìg/l (#)
Hg: 144 ng/l (*)
Ni: 632.0 Ìg/l (*)
Pb: 50.0 Ìg/l (*) (adultos)
Zn: 5.0 Ìg/l (*)
(*): criterios para el agua
Algunos metales pesados de muy alta toxicidad
A continuación nos centraremos en el estudio de los problemas ambientales y de salud humana relacionados con cuatros casos concretos: plomo, arsénico, mercurio, y cadmio.
Su uso es muy antiguo. Desde el año 2500 antes de Cristo se conocen sus efectos. Pero la tasa histórica de emisión de plomo parece haber tenido un salto marcado con la Revolución Industrial. El plomo forma parte de numerosos procesos industriales, destacándose su presencia en la industria automovilística, específicamente en la fabricación de baterías. Otra fuente de plomo relacionada con el transporte es la gasolina. Se trata de compuestos alquilados, de mayor toxicidad y difusión orgánica que el plomo metálico. Estos aditivos se usan como antidetonantes y las cifras tolerables se están reduciendo en el mundo, impactando favorablemente en los niveles de plomo ambiental y en su toxicidad. Asimismo, la existencia de sistemas catalíticos ha impuesto el uso de bencinas sin plomo. El plomo no posee ninguna función fisiológica en el organismo.
En la industria se encuentra en forma de metal en revestimientos, serpentines, bombas. También se utiliza en la fabricación de distintos compuestos químicos, tuberías, recubrimiento de conductores eléctricos y acumuladores de baterías. En aleaciones con Antimonio (Sb) en imprenta, con estaño (Sn) en soldaduras, con Arsénico en perdigones de metralla y en pinturas antioxidantes. También es usado en colorantes para base de pintura y barnices (blancos: Albayalde, cerusa y amarillos), como acetato de Plomo en la industria cosmética (Grecian 2000), en gasolinas como antidetonante (Plomo tetraetilo), como Arseniato en Insecticidas agrícolas, como carbonato en el estudio de huellas dactilares.
Efectos: El particulado fino de plomo (10-100 µm) puede ser extremadamente peligroso por las siguientes razones:• Se adhiere más fuertemente a la piel.• Es más soluble que el particulado grueso en el tracto gastrointestinal. • Es fácilmente absorbible a través del sistema respiratorio.
El plomo es un metal carente de valor biológico, es decir, no es requerido para el funcionamiento normal de los seres vivos. Debido a su tamaño y carga, el plomo puede substituir al calcio (Pb2+: 0.84 Å; Ca2+: 0.99 Å), y además de manera preferente, siendo su sitio de acumulación, los tejidos óseos. Esta situación es particularmente alarmante en los niños, que debido a su crecimiento incorporan altas cantidades de calcio. Altas dosis de calcio hacen que el plomo sea "removido" de los tejidos óseos, y que pase a incorporarse al torrente sanguíneo. Una vez ahí puede inducir nefrotoxicidad, neurotoxicidad, e hipertensión. Niveles de plomo en sangre de 0.48 µg/l pueden inducir en los niños: • Daño durante el desarrollo de los órganos del feto. • Daño en el sistema nervioso central. • Reducción de las habilidades mentales e iniciación de desordenes del comportamiento. • Daño en las funciones del calcio (anteriormente mencionado). • A su vez, niveles del orden de 1.2 µg/l pueden inducir: • Descenso del coeficiente intelectual (CI). Problemas de desarrollo cognitivo y del comportamiento. • Déficit neurológicos que pueden persistir hasta la adolescencia. • Elevación de los umbrales auditivos. • Peso reducido en recién nacidos. Desarrollo cognitivo temprano anormal.
En adultos que trabajan en ambientes expuestos a la contaminación con plomo, el metal puede acumularse en los huesos, donde su vida media es superior a los 20 años. La osteoporosis, embarazo, o enfermedades crónicas pueden hacer que éste plomo se incorpore más rápidamente a la sangre. Los problemas relacionados con la sobre exposición al plomo en adultos incluyen: • Daño en los riñones. • Daño en el tracto gastrointestinal. • Daño en el sistema reproductor.• Daño en los órganos productores de sangre. • Daños neurológicos. • Abortos.
Arsénico
El arsénico ocupa el lugar número 20 entre los elementos más abundantes en la corteza terrestre. En general, se encuentra en cantidades de 2 mg/kg. En la II Región se encuentra en promedio de 3,2 mg/kg. Sin embargo, hay sitios con concentraciones de 637,5 mg/kg. (Salar del Carmen, Antofagasta) ó 372 mg/kg. (Río Loa, Quillagua). Estas elevadísimas cifras están determinadas por la estructura geomorfológica de la zona. Si bien las condiciones geológicas de la zona han concentrado en los suelos y aguas de esta región grandes cantidades de arsénico, pudiéndose hablar de una arsenicismo endémico “natural”, no es menos real que la explotación minera de esos suelos ha liberado a la atmósfera y al agua, cantidades significativas de este metal, aportando un fuerte componente social al fenómeno natural. Una solución importante ha sido el abastecimiento de agua con bajos niveles de arsénico, pero dentro de la minería siguen existiendo aún niveles de contaminación y de exposición notables. Los compuestos de arsénico se utilizan frecuentemente en la fabricación de cerámica, vidrio y como compuesto de insecticidas y rodenticidas
Las formas solubles metiladas del arsénico (e.g. ácidos metil arsónico [MMA] y dimetil arsínico [DMA]) son fuertemente tóxicas. La ingestión de grandes dosis lleva a problemas gastrointestinales, cardiovasculares, disfunciones del aparato nervioso, y finalmente a la muerte. Recordemos que el arsénico ha sido uno de los venenos de largo plazo más utilizados en la historia de la humanidad, siendo Napoleón (el emperador de Francia), la víctima más famosa. Dosis bajas pero sostenidas (e.g. causas laborales) superiores a 0.75 mg m-3 por año (e.g. 15 años con concentraciones de 50 µg m-3) pueden llevar al desarrollo de cánceres. Resumiendo, entre los principales problemas de salud humana podemos mencionar: • Problemas gastrointestinales• Cardiovasculares • Disfunciones en el sistema nervioso • Efectos cancerogénicos en vejiga y del aparato reproductor femenino• Queratosis
Mercurio
Se puede encontrar en estado metálico puro en los termómetros, en las clínicas dentales e instrumentos de precisión. La absorción es a través de la inhalación de vapores. Por su baja presión de vapor, se evapora a temperatura ambiente. Eso lo constituye en riesgo para la salud cuando se almacena en grandes cantidades. Si se ingieren pequeñas cantidades (cuando un niño se traga el mercurio del termómetro) la absorción intestinal del mercurio metálico no representa riesgo, ya que es muy baja. Pero en caso de ingerir accidentalmente grandes cantidades, por ejemplo, un trabajador de la industria de instrumentos de precisión, puede llegar a ser un grave accidente laboral.
El mercurio posee una de las peores reputaciones entre los metales pesados. El incidente de la Bahía de Minamata (Japón, años 50s-60s) bastó para que este elemento infundiese alarma pública en todas las regiones del mundo donde podía haber fuentes de contaminación. Consideraciones económicas aparte, todas las investigaciones indican claramente que el mercurio puede constituir una amenaza para la salud humana y la vida silvestre. El riesgo viene determinado por los siguientes factores: • El tipo de exposición al mercurio. • La especie de mercurio presente, ya que algunas son más tóxicas que otras, por ejemplo, las formas metiladas de mercurio. • Los factores geoquímicos y ecológicos que influencian la forma de migración del mercurio en el medioambiente, y los cambios que puede sufrir durante dicha migración. De todas las especies de mercurio conocidas, la más peligrosa es sin duda el metilmercurio (CH3Hg El metilmercurio daña al organismo de las siguientes maneras:• Afecta al sistema inmunológico • Altera los sistemas genéticos y enzimáticos • Daña el sistema nervioso: coordinación, sentidos del tacto, gusto, y visión. • Induce un desarrollo anormal de los embriones (efectos teratogénicos); los embriones son 5 a 10 veces más sensibles a los efectos del mercurio que un ser adulto.
En este momento es además tema de debate si otro compuesto mercurial, el thimerosal (C9H9HgNaO2S, un aditivo preservante en muchas vacunas) puede inducir a cuadros de autismo en los niños.
Cadmio
Debido a su toxicidad, el cadmio se encuentra sujeto a una de las legislaciones más severas en términos ambientales y de salud humana.
En el caso de los humanos, el cadmio se puede adquirir por dos vías: ingestión e inhalación. Sus efectos pueden ser divididos en dos categorías:
Cromo
Causas de la presencia de metales en alimentos y aditivos.
a) Presencia de plomo en alimentos
b) Presencia de plomo en aditivos